Fundado el 10 de setiembre de 1579 por un acuerdo entre el Cabildo Justicia y Regimiento de Arequipa y el Obispado del Cusco y gracias a la donación de los bienes de doña María de Guzmán, viuda de don Diego Hernández de Mendoza. Ella fue la primera priora del monasterio, cargo que ejerció durante los seis primeros años de funcionamiento, contados a partir del 2 de octubre de 1580 en que pronunció sus votos religiosos. En este monasterio ingresaban las mujeres que así lo deseaban, aunque en el documento de fundación señalaban que debían ser mujeres españolas. Debían dar una dote de mil pesos de plata ensayada y marcada y cien pesos corrientes para alimentos. A mediados del siglo XVIII la población se componía de cincuenta y siete religiosas de velo negro, dieciocho de velo blanco, cincuenta y un donadas y doscientas doncellas y seglares de servicio.
Monasterio de Santa Catalina.
Su construcción como ciudadela se realizó paulatinamente, sobre los cuatro solares que adquirió el Cabildo Justicia y Regimiento de Arequipa en 1568 para un monasterio de mojas que debía llamarse de Nuestra Señora de Gracia y que no funcionó. El monasterio de Santa Catalina es un muestrario de cuatro siglos de arquitectura arequipeña. Al parecer las celdas intrusas que forman la ciudadela comenzaron a construirse tras los terremotos que destruyeron los ambientes casi completamente en el año 1600 (19 de febrero), y con la erupción del volcan Huaynaputina. Los padres o familiares de las religiosas hicieron construir los ambientes de vida de sus hijas. Por ello, entre los siglos XVII y XIX las religiosas dispusieron la venta de sus celdas a otras religiosas. El primer caso documental fue el que realizó Sor Ana Zegarra que vendió su celda en 50 pesos a la religiosa Ginesa Mendoza en 1631. Destruido con los terremotos que afectaron a Arequipa, fue reconstruido innumerabels veces, utiliando sus restos. Diversos obispos, entre ellos Juan de Almoguera hicieron construir diveros ambientes del monasterio. Tiene un área de 20.426 m2. En el tiempo en el que hubo la mayor población en este convento vivieron allí alrededor de 500 mujeres de las cuales solo 180 fueron religiosas, el resto eran las doncellas que servían a las religiosas, las niñas que vivian allí como educandas como en un internado y las refugiadas que se permitían en el convento por derecho de asilo. El Convento de Santa Catalina, se envolvió en un velo de misterio y silencio hasta 1970 en que una parte grande del convento abrió sus puertas para el público. Las religiosas permitieron que una empresa privada lo administrara. Todavía viven monjas en el área del norte del complejo.
Pileta del Convento de Santa Catalina
Algunos visitantes permanecen todo el día y reviven la vida inmóvil más allá de este convento o caminan en las calles internas y se pierden en el camino del tiempo. Este convento se sitúa en la calle del mismo nombre y cerca de la plaza de Armas.
Al interior se puede apreciar el claustro de la beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo la cual fue beatificada en la visita de Juan Pablo II en 1985 debido a su ejemplar vida conventual y a la atribución de algunos milagros. Uno de ellos aprobado por la Iglesia, fue una curación de un cámcer uterino verificado en el primer tercio del siglo pasado. La favorecida, doña María Vera de Jarrín, vivió más treinta años después del prodigio.
jueves, 22 de octubre de 2009
La Iglesia de la Compañía
Es una de las numerosas iglesias ubicadas en el centro histórico, se encuentra ubicada entre el Portal de la Municipalidad y el Portal de Flores.
En el interior del templo se pueden apreciar retablos de madera tallada y recubiertos con pan de oro. En la sacristía está la capilla de San Ignacio, con murales polícromos que muestran la flora y la fauna tropicales. Los claustros fueron edificados en el siglo XVIII.
Datos Históricos
La construcción de la Iglesia de la Compañía se inicia en el año de 1590 y estuvo bajo la dirección del hermano Felipe y fue terminada de construir en 1698.
Su arquitectura
La planta es de cruz latina y consta de tres naves profundas capillas laterales, un crucero y una cúpula sobre pechinas. el templo y la fachada, al igual que el resto de monumentos coloniales de la ciudad de Arequipa,están hechos de piedra sillar que es porosa, blanquísima, de muy fácil talla y la que más se adecuaba a las labores ornamentales.
La fachada principal, de estilo barroco mestizo, se impone como una de las obras maestras - cabeza de serie - de la decoración colonial sudamericana. Se distingue por tratar el relieve en superficie y no en profundidad. Aunque pertenezca a la segunda mitad del siglo XVII su influencia se extiende a lo largo del siglo XVIII, no solo en entorno arequipeño, sino también en la zona del Collao, La Paz y Potosí; la novedad que se inicia con esta decoración planiforme es la de utilizar elementos autóctonos americanos, plantas, animales y asuntos resucitados de la mitología prehispanica mezclados con motivos europeos, que tapizan la fachada con verdadero horror al vacío.
En su interior cabe destacar el altar mayor, uno de los más bellos de Arequipa, que ostenta en la parte central una de las mejores pinturas, La Virgen con el niño, del pintor italiano Bernardo Bitti,que llego al Peru en 1575.
La Ruta del Loncco
A pocos minutos de nuestra ciudad de Arequipa, podemos encontrar vestigios arqueológicos, monumentos y casonas coloniales, exuberante flora y fauna, paradisíacas caídas de agua y manantiales y todo ello enmarcado por espectaculares paisajes; elementos naturales y culturales albergados por los pueblos tradicionales de: Chiguata, Paucarpata, Sabandía, Characato, Socabaya, Quequeña, Yarabamba, Pocsi Mollebaya, Polobaya, los cuales, tienen como elemento en común, la “identidad cultural” caracterizada por la presencia del “Loncco Arequipeño”, personaje simbolizado por el sombrero de paja de ala ancha, que trabaja en el campo y forma parte del acervo cultural de Arequipa.
Que llevar:
1.- Sombrero
2.- Ropa ligera de caminata.
3.- Agua ( en envase retornable ).
4.- Ropa de baño.
5.- En cuanto a la alimentación llevar si desea algun fiambre ( hay restauranes campestres ).
Visita al Molino de Sabandia.
Visita a las cataratas de Sogay, campiña y demás.
Visita al ojo del Milagro Characato
Visita a la campiña y demas atractivos de dichos lugares.
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